martes, 16 de mayo de 2006

El Ritual


La lasombra paso varias semanas estudiando el ritual a fondo, no quería cometer ningún fallo, todo debía ser perfecto, ya que al más mínimo error el ritual podría fallar, o algo peor, el alma de Vladimir podría quedar vagando por toda la eternidad.
La sala en penumbra tan solo iluminada por unas velas y la luz de la luna llena que entraba por la ventana.

La preparación del ritual no era especialmente difícil, lo complicado era su realización, requería una gran concentración, tanto por parte del sacerdote como del alma, en este caso la de Vladimir.
Un complejo grabado en el suelo, el cuerpo de Rafael tumbado en medio, con los brazos en cruz, una elaborada daga ritual a su lado y el alma del malkavian revoloteando por la estancia,
Giulietta estaba ultimando los preparativos para llevar a cabo el ritual esa misma noche.

El malkavian se estaba poniendo nervioso ya...

¿Cuanto iba a durar aquello? Todo estaba listo, el cuerpo, el alma y la sacerdotisa, tanto Ambrosio como Dorian habían recibido estricta órdenes de no entrar en la sala bajo ningún concepto, sin importar lo que oyeran dentro ni lo que ocurriera fuera.

Giulietta estaba un poco nerviosa, era mucha la presión del momento, todo debía ser perfecto, no podía evitar que las dudas y la inseguridad la asaltaran, al menos no en mitad del proceso, tenía que recitar el ritual a la perfección, en un idioma casi desconocido para ella, algo difícil, ya que al tratarse de un texto escrito la pronunciación no siempre sería perfecta, pero no conocía a nadie que pudiera enseñarle nada que no hubiera aprendido ya.

La lasombra se situó a los pies de Rafael, justo ante la línea fuera del círculo.

- Espero que estés listo... ha llegado la hora. - La cainita dio un profundo suspiro. - Recuerda, en cuanto ponga un pie dentro del circulo tendrás que poseer el cuerpo de Rafael... no te será muy difícil, está inconsciente y su alma reposa, pero aún así hazlo lo más rápido posible, una pequeña desincronización y... - prefirió no terminar la frase.

Aguardó unos segundos y súbitamente abrió los brazos, su cuerpo rígido y la cabeza agachada mirando al suelo, su pelo suelto caía haciendo imposible ver su cara.

De repente alzó la cabeza, su mirada parecía perdida en un horizonte que no estaba ante ella, abrió la boca y comenzó a pronunciar pausadas palabras en un idioma totalmente desconocido, era un dialecto muy antiguo y complicado, la voz que salía de su boca no parecía la de la lasombra, en realidad, parecía que había dos voces hablando al mismo tiempo, la de la propia mujer, y una mucho más grave y gutural. Los sobrenaturales ojos de la lasombra centellaban más que nunca, parecía que un fuego verde salía de sus ojos, mientras el cuerpo de Rafael continuaba tendido, casi inerte, en el interior del círculo.

Las sombras bailaban por toda la habitación, aunque nadie las controlaba y su usual titiritera estaba ahora sumida en un trance semiconsciente. Se oían voces, desde gritos a susurros procedentes de todos los rincones de la estancia, lamentos y gritos de desesperanza... llantos.

El fantasma de Vladimir se sentía cada vez más pesado, le costaba moverse, la habitación parecía dar vueltas a su alrededor... luz... oscuridad... lleno y viniendo, estaba mareado, y sobretodo confundido, apenas podía ver a Giulietta a través del remolino de sombras que ahora se concentraba a su alrededor.

Era difícil para la cainita mantener la concentración, sabía que si ahora paraba el alma de su amado estaría perdida para siempre, tenía que ser fuerte.

La primera parte había concluido, el ritual que estaba pronunciado, ahora solo había que dar vida al cuerpo...

- Una cuerpo inmortal... para un alma inmortal.

Mientras decía esto en un susurro entraba lentamente en el círculo. En cuanto puso un pie en su interior todo el aire de la habitación se concentro en un mismo punto, el cuerpo de Rafael, que parecía estar en el centro de un torbellino. Giulietta se puso de rodillas, agarró con fuerza el cuello del humano y clavo sus colmillos con brusquedad, bebió con ansia hasta que notó como su vida empezaba a escapar, en ese momento separó su boca del humano, cogía la daga del suelo y se hizo un profundo y doloroso corte en la muñeca, soltó el cuchillo ensangrentado. Colocó una mano bajo el cuello de Rafael, elevando su cabeza y vertiendo su sangre en la boca de este, la vitae bajaba por su garganta, pero nada más ocurría...

Cuando Giulietta empezó a preocuparse Rafael sufrió un repentino espasmo, eso era buena señal, otro espasmo, ¡funciona! y otro, convulsiones cada vez más seguidas, de repente el torbellino de viento desapareció, dejando la habitación en calma para nuevamente resurgir, pero esta vez del interior del circulo hacía el techo, un fuerte viento que lanzó a Giulietta fuera del circulo contra una pared, las cortinas se agitaban con fuerza, algunas ventanas de abrieron, el furioso choque hizo que se rompieran algunas de ellas llenando el suelo de cristales.

Cuando Giulietta consiguió ponerse en pie nuevamente, pudo ver como el aire elevaba el cuerpo de Rafael, los espasmos habían cesado, lo que la lasombra tenía ahora ante sí era el cuerpo del humano elevado por el aire, incluso parecía estar de pie, aunque dormido y con la cabeza baja.

De repente todo cesó, Rafael cayó al suelo bruscamente, el viento desapareció y las oscuras sombras volvieron rápidamente a su sitio, en las paredes reflejando las siluetas de Giulietta y Rafael por la luz de las velas...

Sin embargo, Vlad intentó obedecer a Giulietta. Cuando vio que esta dio el paso dentro del círculo, entró en Rafael. Oía el rugido del torbellino de sombras, pero no podía abrir los ojos. Notó dos leves pinchazos en el cuerpo, y notó como este se apagaba. Algo después, el sabor de la sangre...sangre...sangre.

Notaba algo extraño, como si le costara menos, apenas nada, sentir a través del cuerpo de Rafael, controlarlo. Ahora estaba todo claro, todo delante de ella no necesitaba tirar de los hilos de la mente de nadie para controlar el cuerpo. Él era el único que estaba allí.

Poco después, noto como un torbellino elevaba el cuerpo. Quería moverse, pero no podía. Entonces, sucedió.

Vio una explosión de tonalidades rojas, blancas y negras, como un caleidoscopio. Notaba como si le taladraran la cabeza desde todas partes, grito gritó, llamó a Giulietta, aquello no podía estar yendo bien. Pero al parecer nadie le oía.

Mientras el torbellino de colores y dolor continuaba, pudo notar como desde la lejanía, como si se acercara, aumentaba el sonido provocado por unos murmullos. Un murmullo insidioso que le provocaba arcadas y más dolor. El mismo murmullo que habia notado al leer aquel libro. Finalmente, un halo de luz roja cubrió su campo de visión, vio un rostro, de aspecto Egipcio. Éste le sonrió, y se transformó en una boca rosada, coronada por un larguísimo tentáculo rojo, que le engulló sin más.

El cuerpo de Rafael estaba tirado en el suelo, aún dentro del círculo, Giulietta corrió hasta él y le zarandeo intentando que despertara.

- ¡Vladimir! ¡Despierta! - Al ver que el cuerpo no respondía un par de lágrimas rojas asomaron en los ojos de la lasombra, fue en ese momento cuando se dio cuenta de que los ojos de Rafael estaban abiertos... los ojos de Rafael siempre habían sido marrones, pero ahora eran de un azul muy claro... era los ojos de Vladimir, no su mirada... parecían los ojos de un muerto, no había vida por ningún sitio.

- Maldita sea ¡Despierta! - Giulietta dio una fuerte bofetada a Rafael, pero nada ocurrió, se sentó a su lado mirando al frente, las sanguinolentas lágrimas resbalando por sus mejillas y una terrible tristeza en sus ojos y en su corazón. No despierta... se ha ido... se ha ido inconscientemente comenzó a tambalearse de delante a atrás le he dejado marchar... es mi culpa... ya no está... la lasombra estaba en estado de shok...

Un ruido al otro lado de la sala, alguien intentaba abrir la puerta desde fuera, habían girado el pomo, pero al estar cerrada desde dentro no habían podido entrar.

Aquel ruido casi inaudible la devolvió a la realidad, la lasombra se puso en pie, estaba llena de ira, furiosa, tanto con ese maldito ritual como consigo misma, dio un puñetazo a la pared con todas sus fuerzas, dejando un considerable agujero como muestra, arrojó los candelabros al suelo y destrozó todo lo que había a su paso.

Se dirigió a la puerta de la sala y la abrió con tanta brusquedad que el pobre Dorian, que seguía intentando abrirla, salió despedido contra una pared, al ver el estado en el que su señora se encontraba se quitó de su camino, nunca la había visto tan enfadada, y tenía miedo de lo que pudiera ocurrirle.

Giulietta pagó su enfado con todo lo que encontró por medio, dejando graves destrozos en el recibidor, el cabo de un rato, agotada bajó al sótano, cayó rendida y a los pocos minutos amaneció.



Dos noches estuvo la lasombra sin salir del sótano.

- ¿Estará bien allí abajo? ¿Tal vez deberíamos bajar...? - preguntó Ambrosio.

- Allí tiene alimento para mucho tiempo, por eso no te preocupes, lo mejor es esperar a que suba ella misma.

Los humanos habían cogido el cuerpo de Rafael y acostado en la cama que solía ser suya, mantenían al joven bajo constante vigilancia día y noche, pero no reaccionaba, parecía un bello cadáver de ojos azules. Pero a la noche siguiente pasó algo que sorprendió a sus cuidadores...


Fue la noche en la que la lasombra finalmente se decidió a salir del sótano...

- Buenas noches Giulietta dijo Dorian servicialmente

- Jamás las noches han sido tan terribles como estas, ¿dónde está? - su voz era muy autoritaria.

- En su habitación, Ambrosio cuida de él.

- ¿Ahora los muertos reciben alojamiento en el castillo? - preguntó irritada la cainita.

- Bueno... algo ha ocurrido esta noche...

- ¿Qué? - Los ojos de Giulietta se iluminaron, había algo de esperanza en ellos, salió corriendo a la habitación de Vladimir, abrió la puerta y...

Allí estaba, se había incorporado, estaba sentado en la cama, mirando al frente. Giulietta se abalanzó sobre él con lágrimas en los ojos.

- Has vuelto... ha funcionado - susurraba entre sollozos abrazándole con fuerza. ¿Estás bien? - pero nadie contesto, de hecho, ni siquiera se había inmutado. - ¿Vlad?... - la desesperanza se hizo más que notable en el rostro de la mujer.

Giulietta se separó de él y lo miró a los ojos, parecía tan vacio como tras el ritual, cogió su mano y estaba cálida, le tomó el pulso y había un leve latido... ese cuerpo estaba vivo... y no debería ser así.

- ¿Que ha pasado? - Preguntó con tristeza a Ambrosio que estaba sentado en una silla junto a la cama.

- Nada mi señora, hace escasos minutos se incorporó y no ha hecho nada más, no ha hablado, no se ha movido, ni siquiera ha pestañeado.

- Pero...

- No hay alma dentro de él, sólo es un cascarón vacío. - Sentenció el anciano.

Giulietta se quedó mirando el cuerpo de Rafael... no quería reconocerlo, pero Ambrosio tenía razón, ese cuerpo no tenía alma, ni la de Rafael ni la de Vladimir, al parecer cuando el espíritu de Vlad entró en el cuerpo durante el ritual consiguió aplacar el alma de Rafael, pero algo hizo que Vladimir también abandonara ese cuerpo, y ahora estaba vivo, pero sin alma, no era más que un autómata.

La lasombra estaba desconsolada, algo había salido mal, no sabía el que, pero algo había hecho que el ritual fallara irremisiblemente y que el alma de su amado desapareciera.

Ya no notaba la presencia de Vlad en el castillo, ni tampoco dentro del cuerpo de Rafael, sus ojos estaban ahí, pero su mirada era la de un cadáver.

Giulietta se acercó al cuerpo con una lágrima amenazando con salir, le cogió con delicadeza de la cara y le susurro al oído:

- Adiós dulce príncipe.

Se separó ligeramente de él sin soltarle y... no, no podía hacerlo, su cerebro había asociando hasta tal punto ese cuerpo con Vladimir que no podía matarle, le soltó y salió de la habitación en dirección a su despacho, por el camino se cruzó con Dorian, este le dijo algo, pero Giulietta ni siquiera le escuchó.

No hay comentarios: