Pasó bastante tiempo hasta que Vlad volviera a despertar. Antes de bajar, ducho a su cuerpo, lo vistió con una camiseta gastada, vaqueros medio rotos y zapatillas deportivas. Ropa cómoda para una noche de estudio. Se concienció de lo que podría ocurrir allá abajo, y se dispuso a dirigirse al despacho de Giulietta.
Cruzó el pasillo en silencio, acompañado solo del leve resonar de sus pasos en el suelo. Bajó las escaleras rápidamente, se cruzó con Dorian en el Hall y le saludó con un gesto de la cabeza.
Se detuvo ante la puerta de Giulietta, llamó suavemente, abrió y asomo la cabeza.
-¿Se puede?
La cainita, que llevaba unas gafas y el pelo suelto, levantó la cabeza del montón de un montón de papeles y libros y le miró.
- Adelante.
La lasombra aprovecho la interrupción para hacer un breve descanso, se quito las gafas y las dejo son el escritorio mientras se recostaba en el sillón.
- Esta siendo más difícil de lo que pensaba... pero creo que poco a poco voy sacando algo en claro.
Vlad pasó a colocarse detrás del sillón de la cainita, masajeando sus hombros, y apoyando su barbilla en su cabeza, después de habérsela besado suavemente. Miró fugazmente la mesa, aquello era un caos. El caos que solo entiende el que está en la mesa trabajando, obviamente. No vio "el libro".
- ¿Y bien, qué novedades me tienes? - dijo en tono suave.
Giulietta suspiro.
- No mucho la verdad, en algunos libros hay alusiones al tema, aunque la mayoría ni siquiera lo mencionan... en un par de ellos se habla de casos en los que con un ritual concreto se ha podido traspasar el alma de un cuerpo a otro, creo que ambos hablan del mismo ritual, pero no describen su realización, solo sus resultados...
La lasombra hizo una pausa mirando los libros y papeles del escritorio mientras negaba con la cabeza.
- Pero tiene que haber mas... y tengo que encontrarlo.
La arzobispo se lo habia tomado ya como algo muy personal, se sentía frustrada, en otros tiempos habia sido una buena sacerdotisa conocedora de muchos rituales olvidados, pero hacia ya mucho de aquello.
Vladimir puso sus manos en las mejillas de Giulietta y levantó su cara, para que le mirara. Plantó un dulce y largo beso en sus labios.
Acariciando sus mejillas con los pulgares, le dijo:
- No te ofusques, trabajarás mejor si estás tranquila y relajada. - Se apoyó en la mesa, sentado en el borde, del lado de Giulietta, y mirándola. - ¿Quieres que te ayude con esos libros? O si necesitas cualquier otra cosa, hare lo que pueda. Solo pídemelo ¿vale?
Giulietta titubeo.
- No estoy del todo segura de si deberías ayudarme con los libros, la última vez que te acercaste a ellos te paso algo, no te encontrabas bien... aunque ahora que lo pienso... ¿fue algún libro en concreto el que te hizo sentir mal?
La lasombra pensaba que ese libro pudiera tener respuesta a su búsqueda, aunque por otro lado podría ser más negativo que positivo, de todos modos tenía que intentarlo.
La mención de aquel libro cambió la cara de Vlad.
- Eh, si, fue uno solo. El único que alcancé a leer. He echado un vistazo a la mesa y "creo" que no estaba sobre ella. Si me dejas ver todos los libros, creo que podría encontrar ese para tí.
Giulietta se puso en pie y cogió los libros que aun quedaban en el arcón y los dejo cuidadosamente sobre el escritorio.
- Adelante.
Dijo señalando la montaña de libros que tenían delante.
Está bien...
Se acercó a la pila de libros, y los miró prudentemente, a ver si era capaz de reconocer el libro a simple vista.
Fue inútil.
Todos eran libros viejos de distintas encuadernaciones, colores y tamaños, pero tenían ese aire a viejo-libro-misterioso que los hacía indistinguibles para un ojo no entrenado. Tendría que revisar uno por uno...
- Será mejor que tomes un descanso si quieres, esto me va a tomar algo de tiempo, sal un rato, da una vuelta por el castillo, despéjate, pasa un rato en el sótano, etc. Cuando lo encuentre te avisaré.
Giulietta le miró preocupada, la ultima reacción que habia tenido con ese libro no era muy alentadora.
- No debería dejarte solo...
- No te preocupes, si quieres, no vayas muy lejos, por si acaso, pero sal un poco a despejarte.
La cainita asintió y salió en silencio, dejando a Vlad delante de la pila de libros. Cerró la puerta tras de sí.
Vlad apoyó las manos en la mesa y miro los libros como quien mira a un prisionero al que se está interrogando.
Bien, viejos, me vais a contar como volver a ser vampiro, u os quemaré en el intento...
Tomó el primer libro, y tocó las pastas, lo abrió y ojeó. Nada. Y así con el segundo, el tercero, el cuarto...
Giulietta mientras tanto se encontraba en el hall, mirando por las ventanas. No habia querido alejarse mucho. Simplemente estaba despejándose. Apareció Dorian, que volvía de unos recados, y comenzó a conversar con él de temas triviales.
Pasaban las horas, y revisando libros ya automáticamente, casi sin prestar atención, Vlad se dio cuenta de que cada vez recordaba menos como era el libro originalmente. Habia visto ya demasiadas lenguas antiguas, símbolos extraños, y encuadernaciones estrambóticas como para distinguirlo. Dejó el libro a un lado desidioso, y tomó con desgana el siguiente.
No le dio tiempo a mirar las tapas.
No es que hubiera reconocido el libro.
El libro le habia reconocido a él.
Giulietta solo llegó a oír un grito que habría helado la sangre del mismísimo Terror en persona.
Sintió como se erizaba el vello de su nuca, y un escalofrío recorría su espalda. Fue largo, potente, tanto, que Dorian comenzó a gritar, llevándose las manos a la cabeza, cayendo de rodillas al suelo, sollozando de terror.
Giulietta corrió hacia su despacho, llamando a Vlad, abrió la puerta del despacho haciendo un sonoro ruido al chocar esta contra la pared.
Fue al final de la sala, a su escritorio, la silla donde habia dejado a Vladimir estaba vacía, los libros seguían en la mesa, bajo la cual estaba el humano, en posición fetal.
Se balanceaba de delante a atrás rodeando las piernas con los brazos y chupándose el dedo pulgar de forma compulsiva. A su alrededor habia una mancha de orín en la alfombra. Estaba en estado de shock, no reaccionaba.
La lasombra le saco de ahí con cuidado y tras aumentar su fuerza con el poder de la sangre le cogió en brazos, subió las escaleras hasta su habitación seguida de Dorian. Tumbó su cuerpo en la cama, le quito la ropa manchada de orina y le puso una mida limpia, le metió en la cama y se quedo tumbada un rato a su lado.
Pasada una hora Vlad habia pasado de un estado catatónico a uno un tanto más relajado, casi dormido, pero con los ojos entreabiertos. Parecía que estaba algo mejor, así que volvió al despacho a ver que habia provocado aquello, dejando a Dorian al cuidado del humano, ya que alguien tendría que avisarla si empeoraba.
Miro entre los libros de la mesa, todos eran bastante normales, unos más antiguos que otros pero nada especial, al menos no para alguien acostumbrada a ellos, como era el caso. Por el rabillo del ojo vio que habia un libro en el suelo, se agacho para cogerlo, debía ser aquel.
Lo ojeo un poco por encima, ese era el libro del que habia sacado gran parte de la información quetenía sobre los rituales, aunque aun no habia tenido la oportunidad de estudiarlo a fondo ya que estaba escrito en un lengua muy antigua y complicada de traducir.
Si aquel libro era capaz de causar tal conmoción a Vlad debía esconder algo realmente importante entre sus páginas, así que la lasombra cogió sus gafas y se puso manos a la obra.
Pasaron algunas horas, Vlad volvió a la consciencia, dentro del cuerpo de Rafael. Estaba abotargado, como resacoso. Notaba algunos espasmos por el cuello y los hombros. El hecho de la posesión continua, junto con la exposición a aquel libro, estaba acelerando el proceso de deterioro del cuerpo anfitrión. Habia que darse prisa, y tener cuidado, cualquier paso en falso dejaría el sistema nervioso de Rafael frito, y su cuerpo inutilizable, y a lo peor, con Vlad encerrado dentro. Marvelous pensó.
Se dio cuenta del olor a orina, y se duchó. Al mirarse al espejo vio que la cara de Rafael estaba sufriendo. Las ojeras, el rojo de los ojos, el rictus, pequeñas arrugas, el cabello débil, la tez pálida. El terror y sobreesfuerzo estaban degradándolo a marchas forzadas. Pero debía seguir.
Se vistió con unos vaqueros desgastados y una camiseta ajustada y clara. Se calzo unas zapatillas cómodas, y bajó al despacho. Se dio cuenta como aquel cuerpo sufría de temblores, por toda la espalda, espasmos que descontrolaban las manos. Chungo, muy chungo.
Llegó al despacho, y vio a Giulietta enfrascada en el libro. Se sentó en el sofá.
- ¿C-c-c-como vasss? - Se sorprendió tartamudeando, mientras se miraba las manos después de que estas se agitaran violentamente en un espasmo. Estaba hecho polvo.
Giulietta miro a Vladimir con preocupación
- Deberías estar descansando.
Dejo el libro a un lado y lo tapo cuidadosamente con unos folios escritos, se puso en pie y se acerco a Vlad.
- En ese libro está la respuesta - fue todo lo que dijo.
La lasombra estaba convencida de haber encontrado la solución entre las páginas de aquel tomo, ya que uno de los rituales trataba sobre la transmigración de un alma inmortal a otro cuerpo, aunque algo la desconcertaba, si ese libro era realmente una solución... ¿porque hacia tanto daño a Vladimir?
Antes de poder sentenciar o probar nada prefirió terminar de traducir el ritual, ya no quedaba mucho, tan solo 2 o 3 páginas, pero era una tarea muy dura, el mas mínimo fallo o descuido a la hora de traducir o interpretar un ritual era crucial a la hora de obtener los resultados esperados, eso era algo que habia quedado grabado con fuego en su mente... y este texto era demasiado complicado como para andarse con chiquitas, hacia demasiado tiempo que habia abandonado su antigua vocación y ahora el desgaste hacia mella en la lasombra.
Vlad tomó las manos de la Lasombra como única forma de parar el tembleque que le aprisionaba. Tiró de la cainita hacia sí, y la sentó en su regazo.
- Mmm - mirate, parece que tu también deberías descansar - le sonrió.
- Aún así, voy a dejar a Rafael suelto algunos días, a ver si se recupera de... esto - terminó la frase después de que un espasmo torciera su gesto. Si no, mucho me temo que tendremos que buscar otro cuerpo, no quiero un cuerpo defectuoso para volver a empezar. Teniendo en cuenta, claro, que el daño este en su cuerpo y no "en mi". Déjame a Carla a mano por si me necesitaras. Estaré descansando mientras.
La cainita parecía relajarse entre sus brazos, así que la abrazó más fuerte, aun así, y amortiguados, los espasmos no cesaban. Esperaba que a Giulietta no le irritara el "modo vibrador" en el que se encontraba.
Cuanto más cerca estaban de su objetivo, más patente se hacia el peligro. Más sentía que algo irreparable estaba a punto de ocurrir, y que de una manera u otra, perder a Giulietta en el proceso era algo muy posible.
Giulietta asintió.
- Ve y, por favor, descansa, avisare a Dorian, Clara estará disponible en caso de que la necesites. - Dio un tierno beso en la frente a Vladimir y una vez este se hubo marchado volvió a situarse tras el escritorio.
Las horas pasaron y la traducción continuaba, ya faltaba muy poco...
Una vez la hubo completado releyó el texto ahora en italiano, tras la primera lectura su cara mostraba cierta extrañeza, lo leyó nuevamente un par de veces... ya sabía cómo hacer que Vladimir volviera a tener un cuerpo inmortal.
Salió corriendo del despacho con la traducción en la mano camino de la habitación de Vladimir, entro sin tan siquiera llamar a la puerta y se sentó a su lado en la cama con cara de satisfacción.
Vlad despertó. Cuando vio a Giulietta sentada junto a él, le hubiera gustado no tener esa sensación de mal presagio en el estomago.
- Por tu cara, diría que tienes buenas noticias... - Giulietta le tendió los papeles a Vlad.
- Ya está traducido - el humano cogió los papeles y los miro un tanto extrañado.
- Yo no sé italiano - dijo .
- ... pues deberías, es un idioma precioso - contestó la lasombra tomando nuevamente los papeles. - Bien, he encontrado la forma de darte un cuerpo inmortal de forma permanente, es un tanto complicado, pero todo saldrá bien... Una noche de luna llena un sacerdote realizara el ritual de la transmigración de un alma inmortal, en una habitación adecuadamente condicionada el sacerdote preparará el cuerpo receptor, realizara el ritual y al finalizar el alma inmortal ocupara para siempre un cuerpo igual de inmortal.
La cainita dejo los papeles sobre la cama, junto a ella.
- Es lo mejor que he encontrado, es como hacer el ritual... aunque no me termina de convencer la idea, al fin y al cabo el ritual ha salido de "ese" libro... así que la decisión está en tus manos. Hay algo en ese libro que te hace daño, pero también es el único que tiene una solución.
- ¿Ya está, así de fácil? - se asomo al papel, aunque no entendía nada. No podía creer que fuera tan sencillo. Y más con el libro aquel de por medio. Extrañamente, no sentía alegría alguna por ello. - ¿No hay gato encerrado? ¿Te ves capaz de realizar el ritual? ¿Qué pasará si algo va mal?
Se incorporó y se llevó las manos al pelo. Los nervios empezaban a poderle.
Giulietta parecía dudar, aparentemente estaba contenta, aunque sus ojos parecían algo desconfiados.
- Bueno, el libro no menciona las consecuencias en caso de que algo salga mal... y yo... bueno, es cierto que hace décadas que no ejerzo de sacerdotisa... pero creo que podré hacerlo, ten por seguro que pondré todo mi vida en ello. - Giulietta apoyo la cabeza sobre el pecho de Vlad. - Pero tú tienes la última palabra, si no estás seguro aun estamos a tiempo de dar marcha atrás, aunque para serte sincera que preocupa el estado de tus cuerpos, me refiero a que acabas casi matando al huésped, y eso te debilita, y bueno, cabe la posibilidad de que en uno de los cambios de cuerpo no tengas la fuerza suficiente como para doblegar a la mente receptora y tu alma quede sin un lugar en que cobijarse... - La lasombra suspiro apesadumbrada, no queria imaginarse lo que sería perderle... otra vez.
- Soy muy consciente de que el ritual es un gran riesgo, la cuestión está en si quieres asumirlo. - Tomo la cara de Giu con sus manos, y la besó. - Mejor tomar el riesgo que pudrirme aquí dentro para siempre. Me volveré loco si no puedo salir más del castillo. - En cuanto puedas, haremos los preparativos. - Sin embargo, por dentro no estaba tan seguro. Tenía miedo.
Giulietta se dejo llevar por aquel beso. Miro con ternura a Vlad y salió de la habitación.
- Descansa, pronto podremos mirar juntos a la luna tras los muros de este castillo.
Cruzó el pasillo en silencio, acompañado solo del leve resonar de sus pasos en el suelo. Bajó las escaleras rápidamente, se cruzó con Dorian en el Hall y le saludó con un gesto de la cabeza.
Se detuvo ante la puerta de Giulietta, llamó suavemente, abrió y asomo la cabeza.
-¿Se puede?
La cainita, que llevaba unas gafas y el pelo suelto, levantó la cabeza del montón de un montón de papeles y libros y le miró.
- Adelante.
La lasombra aprovecho la interrupción para hacer un breve descanso, se quito las gafas y las dejo son el escritorio mientras se recostaba en el sillón.
- Esta siendo más difícil de lo que pensaba... pero creo que poco a poco voy sacando algo en claro.
Vlad pasó a colocarse detrás del sillón de la cainita, masajeando sus hombros, y apoyando su barbilla en su cabeza, después de habérsela besado suavemente. Miró fugazmente la mesa, aquello era un caos. El caos que solo entiende el que está en la mesa trabajando, obviamente. No vio "el libro".
- ¿Y bien, qué novedades me tienes? - dijo en tono suave.
Giulietta suspiro.
- No mucho la verdad, en algunos libros hay alusiones al tema, aunque la mayoría ni siquiera lo mencionan... en un par de ellos se habla de casos en los que con un ritual concreto se ha podido traspasar el alma de un cuerpo a otro, creo que ambos hablan del mismo ritual, pero no describen su realización, solo sus resultados...
La lasombra hizo una pausa mirando los libros y papeles del escritorio mientras negaba con la cabeza.
- Pero tiene que haber mas... y tengo que encontrarlo.
La arzobispo se lo habia tomado ya como algo muy personal, se sentía frustrada, en otros tiempos habia sido una buena sacerdotisa conocedora de muchos rituales olvidados, pero hacia ya mucho de aquello.
Vladimir puso sus manos en las mejillas de Giulietta y levantó su cara, para que le mirara. Plantó un dulce y largo beso en sus labios.
Acariciando sus mejillas con los pulgares, le dijo:
- No te ofusques, trabajarás mejor si estás tranquila y relajada. - Se apoyó en la mesa, sentado en el borde, del lado de Giulietta, y mirándola. - ¿Quieres que te ayude con esos libros? O si necesitas cualquier otra cosa, hare lo que pueda. Solo pídemelo ¿vale?
Giulietta titubeo.
- No estoy del todo segura de si deberías ayudarme con los libros, la última vez que te acercaste a ellos te paso algo, no te encontrabas bien... aunque ahora que lo pienso... ¿fue algún libro en concreto el que te hizo sentir mal?
La lasombra pensaba que ese libro pudiera tener respuesta a su búsqueda, aunque por otro lado podría ser más negativo que positivo, de todos modos tenía que intentarlo.
La mención de aquel libro cambió la cara de Vlad.
- Eh, si, fue uno solo. El único que alcancé a leer. He echado un vistazo a la mesa y "creo" que no estaba sobre ella. Si me dejas ver todos los libros, creo que podría encontrar ese para tí.
Giulietta se puso en pie y cogió los libros que aun quedaban en el arcón y los dejo cuidadosamente sobre el escritorio.
- Adelante.
Dijo señalando la montaña de libros que tenían delante.
Está bien...
Se acercó a la pila de libros, y los miró prudentemente, a ver si era capaz de reconocer el libro a simple vista.
Fue inútil.
Todos eran libros viejos de distintas encuadernaciones, colores y tamaños, pero tenían ese aire a viejo-libro-misterioso que los hacía indistinguibles para un ojo no entrenado. Tendría que revisar uno por uno...
- Será mejor que tomes un descanso si quieres, esto me va a tomar algo de tiempo, sal un rato, da una vuelta por el castillo, despéjate, pasa un rato en el sótano, etc. Cuando lo encuentre te avisaré.
Giulietta le miró preocupada, la ultima reacción que habia tenido con ese libro no era muy alentadora.
- No debería dejarte solo...
- No te preocupes, si quieres, no vayas muy lejos, por si acaso, pero sal un poco a despejarte.
La cainita asintió y salió en silencio, dejando a Vlad delante de la pila de libros. Cerró la puerta tras de sí.
Vlad apoyó las manos en la mesa y miro los libros como quien mira a un prisionero al que se está interrogando.
Bien, viejos, me vais a contar como volver a ser vampiro, u os quemaré en el intento...
Tomó el primer libro, y tocó las pastas, lo abrió y ojeó. Nada. Y así con el segundo, el tercero, el cuarto...
Giulietta mientras tanto se encontraba en el hall, mirando por las ventanas. No habia querido alejarse mucho. Simplemente estaba despejándose. Apareció Dorian, que volvía de unos recados, y comenzó a conversar con él de temas triviales.
Pasaban las horas, y revisando libros ya automáticamente, casi sin prestar atención, Vlad se dio cuenta de que cada vez recordaba menos como era el libro originalmente. Habia visto ya demasiadas lenguas antiguas, símbolos extraños, y encuadernaciones estrambóticas como para distinguirlo. Dejó el libro a un lado desidioso, y tomó con desgana el siguiente.
No le dio tiempo a mirar las tapas.
No es que hubiera reconocido el libro.
El libro le habia reconocido a él.
Giulietta solo llegó a oír un grito que habría helado la sangre del mismísimo Terror en persona.
Sintió como se erizaba el vello de su nuca, y un escalofrío recorría su espalda. Fue largo, potente, tanto, que Dorian comenzó a gritar, llevándose las manos a la cabeza, cayendo de rodillas al suelo, sollozando de terror.
Giulietta corrió hacia su despacho, llamando a Vlad, abrió la puerta del despacho haciendo un sonoro ruido al chocar esta contra la pared.
Fue al final de la sala, a su escritorio, la silla donde habia dejado a Vladimir estaba vacía, los libros seguían en la mesa, bajo la cual estaba el humano, en posición fetal.
Se balanceaba de delante a atrás rodeando las piernas con los brazos y chupándose el dedo pulgar de forma compulsiva. A su alrededor habia una mancha de orín en la alfombra. Estaba en estado de shock, no reaccionaba.
La lasombra le saco de ahí con cuidado y tras aumentar su fuerza con el poder de la sangre le cogió en brazos, subió las escaleras hasta su habitación seguida de Dorian. Tumbó su cuerpo en la cama, le quito la ropa manchada de orina y le puso una mida limpia, le metió en la cama y se quedo tumbada un rato a su lado.
Pasada una hora Vlad habia pasado de un estado catatónico a uno un tanto más relajado, casi dormido, pero con los ojos entreabiertos. Parecía que estaba algo mejor, así que volvió al despacho a ver que habia provocado aquello, dejando a Dorian al cuidado del humano, ya que alguien tendría que avisarla si empeoraba.
Miro entre los libros de la mesa, todos eran bastante normales, unos más antiguos que otros pero nada especial, al menos no para alguien acostumbrada a ellos, como era el caso. Por el rabillo del ojo vio que habia un libro en el suelo, se agacho para cogerlo, debía ser aquel.
Lo ojeo un poco por encima, ese era el libro del que habia sacado gran parte de la información quetenía sobre los rituales, aunque aun no habia tenido la oportunidad de estudiarlo a fondo ya que estaba escrito en un lengua muy antigua y complicada de traducir.
Si aquel libro era capaz de causar tal conmoción a Vlad debía esconder algo realmente importante entre sus páginas, así que la lasombra cogió sus gafas y se puso manos a la obra.
Pasaron algunas horas, Vlad volvió a la consciencia, dentro del cuerpo de Rafael. Estaba abotargado, como resacoso. Notaba algunos espasmos por el cuello y los hombros. El hecho de la posesión continua, junto con la exposición a aquel libro, estaba acelerando el proceso de deterioro del cuerpo anfitrión. Habia que darse prisa, y tener cuidado, cualquier paso en falso dejaría el sistema nervioso de Rafael frito, y su cuerpo inutilizable, y a lo peor, con Vlad encerrado dentro. Marvelous pensó.
Se dio cuenta del olor a orina, y se duchó. Al mirarse al espejo vio que la cara de Rafael estaba sufriendo. Las ojeras, el rojo de los ojos, el rictus, pequeñas arrugas, el cabello débil, la tez pálida. El terror y sobreesfuerzo estaban degradándolo a marchas forzadas. Pero debía seguir.
Se vistió con unos vaqueros desgastados y una camiseta ajustada y clara. Se calzo unas zapatillas cómodas, y bajó al despacho. Se dio cuenta como aquel cuerpo sufría de temblores, por toda la espalda, espasmos que descontrolaban las manos. Chungo, muy chungo.
Llegó al despacho, y vio a Giulietta enfrascada en el libro. Se sentó en el sofá.
- ¿C-c-c-como vasss? - Se sorprendió tartamudeando, mientras se miraba las manos después de que estas se agitaran violentamente en un espasmo. Estaba hecho polvo.
Giulietta miro a Vladimir con preocupación
- Deberías estar descansando.
Dejo el libro a un lado y lo tapo cuidadosamente con unos folios escritos, se puso en pie y se acerco a Vlad.
- En ese libro está la respuesta - fue todo lo que dijo.
La lasombra estaba convencida de haber encontrado la solución entre las páginas de aquel tomo, ya que uno de los rituales trataba sobre la transmigración de un alma inmortal a otro cuerpo, aunque algo la desconcertaba, si ese libro era realmente una solución... ¿porque hacia tanto daño a Vladimir?
Antes de poder sentenciar o probar nada prefirió terminar de traducir el ritual, ya no quedaba mucho, tan solo 2 o 3 páginas, pero era una tarea muy dura, el mas mínimo fallo o descuido a la hora de traducir o interpretar un ritual era crucial a la hora de obtener los resultados esperados, eso era algo que habia quedado grabado con fuego en su mente... y este texto era demasiado complicado como para andarse con chiquitas, hacia demasiado tiempo que habia abandonado su antigua vocación y ahora el desgaste hacia mella en la lasombra.
Vlad tomó las manos de la Lasombra como única forma de parar el tembleque que le aprisionaba. Tiró de la cainita hacia sí, y la sentó en su regazo.
- Mmm - mirate, parece que tu también deberías descansar - le sonrió.
- Aún así, voy a dejar a Rafael suelto algunos días, a ver si se recupera de... esto - terminó la frase después de que un espasmo torciera su gesto. Si no, mucho me temo que tendremos que buscar otro cuerpo, no quiero un cuerpo defectuoso para volver a empezar. Teniendo en cuenta, claro, que el daño este en su cuerpo y no "en mi". Déjame a Carla a mano por si me necesitaras. Estaré descansando mientras.
La cainita parecía relajarse entre sus brazos, así que la abrazó más fuerte, aun así, y amortiguados, los espasmos no cesaban. Esperaba que a Giulietta no le irritara el "modo vibrador" en el que se encontraba.
Cuanto más cerca estaban de su objetivo, más patente se hacia el peligro. Más sentía que algo irreparable estaba a punto de ocurrir, y que de una manera u otra, perder a Giulietta en el proceso era algo muy posible.
Giulietta asintió.
- Ve y, por favor, descansa, avisare a Dorian, Clara estará disponible en caso de que la necesites. - Dio un tierno beso en la frente a Vladimir y una vez este se hubo marchado volvió a situarse tras el escritorio.
Las horas pasaron y la traducción continuaba, ya faltaba muy poco...
Una vez la hubo completado releyó el texto ahora en italiano, tras la primera lectura su cara mostraba cierta extrañeza, lo leyó nuevamente un par de veces... ya sabía cómo hacer que Vladimir volviera a tener un cuerpo inmortal.
Salió corriendo del despacho con la traducción en la mano camino de la habitación de Vladimir, entro sin tan siquiera llamar a la puerta y se sentó a su lado en la cama con cara de satisfacción.
Vlad despertó. Cuando vio a Giulietta sentada junto a él, le hubiera gustado no tener esa sensación de mal presagio en el estomago.
- Por tu cara, diría que tienes buenas noticias... - Giulietta le tendió los papeles a Vlad.
- Ya está traducido - el humano cogió los papeles y los miro un tanto extrañado.
- Yo no sé italiano - dijo .
- ... pues deberías, es un idioma precioso - contestó la lasombra tomando nuevamente los papeles. - Bien, he encontrado la forma de darte un cuerpo inmortal de forma permanente, es un tanto complicado, pero todo saldrá bien... Una noche de luna llena un sacerdote realizara el ritual de la transmigración de un alma inmortal, en una habitación adecuadamente condicionada el sacerdote preparará el cuerpo receptor, realizara el ritual y al finalizar el alma inmortal ocupara para siempre un cuerpo igual de inmortal.
La cainita dejo los papeles sobre la cama, junto a ella.
- Es lo mejor que he encontrado, es como hacer el ritual... aunque no me termina de convencer la idea, al fin y al cabo el ritual ha salido de "ese" libro... así que la decisión está en tus manos. Hay algo en ese libro que te hace daño, pero también es el único que tiene una solución.
- ¿Ya está, así de fácil? - se asomo al papel, aunque no entendía nada. No podía creer que fuera tan sencillo. Y más con el libro aquel de por medio. Extrañamente, no sentía alegría alguna por ello. - ¿No hay gato encerrado? ¿Te ves capaz de realizar el ritual? ¿Qué pasará si algo va mal?
Se incorporó y se llevó las manos al pelo. Los nervios empezaban a poderle.
Giulietta parecía dudar, aparentemente estaba contenta, aunque sus ojos parecían algo desconfiados.
- Bueno, el libro no menciona las consecuencias en caso de que algo salga mal... y yo... bueno, es cierto que hace décadas que no ejerzo de sacerdotisa... pero creo que podré hacerlo, ten por seguro que pondré todo mi vida en ello. - Giulietta apoyo la cabeza sobre el pecho de Vlad. - Pero tú tienes la última palabra, si no estás seguro aun estamos a tiempo de dar marcha atrás, aunque para serte sincera que preocupa el estado de tus cuerpos, me refiero a que acabas casi matando al huésped, y eso te debilita, y bueno, cabe la posibilidad de que en uno de los cambios de cuerpo no tengas la fuerza suficiente como para doblegar a la mente receptora y tu alma quede sin un lugar en que cobijarse... - La lasombra suspiro apesadumbrada, no queria imaginarse lo que sería perderle... otra vez.
- Soy muy consciente de que el ritual es un gran riesgo, la cuestión está en si quieres asumirlo. - Tomo la cara de Giu con sus manos, y la besó. - Mejor tomar el riesgo que pudrirme aquí dentro para siempre. Me volveré loco si no puedo salir más del castillo. - En cuanto puedas, haremos los preparativos. - Sin embargo, por dentro no estaba tan seguro. Tenía miedo.
Giulietta se dejo llevar por aquel beso. Miro con ternura a Vlad y salió de la habitación.
- Descansa, pronto podremos mirar juntos a la luna tras los muros de este castillo.