Tras leer la carta, Latorre salió del Nueva Estigia. Iba vestido con un traje de corte italiano de color marengo, debajo de la chaqueta llevaba una camisa blanca y calzaba unos mocasines negros de piel curtida.
Cuando llegó a la altura del castillo aparcó la moto en frente del edificio. Se acercó a la puerta y llamó dos veces con los nudillos.
Llaman a la puerta. Ambrosio ya está recuperado del todo, pero Giulietta ha decidió relevarle de sus tareas unos días mas, así que es Dorian quien abre la puerta.
- Pasa, el arzobispo te espera.
Dio media vuelta y comenzó a andar hacia el despacho, abrió la puerta y cedió el paso al cainita cerrando una vez estuvo dentro.
- Buenas noches. - Dijo Giulietta poniéndose en pie. Iba vestida con sencillo traje de falda por las rodillas y chaqueta, negro con raya diplomática y zapatos de tacón, llevaba el pelo con un moderno pero simple recogido. - Por favor, pasa y toma asiento. Dijo señalando una de las sillas frente al escritorio.
Latorre entró sonriendo con la manos en los bolsillos. Cuando Giulietta le ofreció sitio se sentó.
- ¿Y bien?... ¿qué es lo que quieres que haga para compensarte?
- Iré directamente al grano. - Giulietta se sentó sobre la mesa con las piernas cruzadas. - Es algo simple que no te costara ningún trabajo dadas tus aptitudes: quiero que mates a Casimiro, el jardinero de la antigua príncipe. Sera fácil, es un viejo humano.
La lasombra estaba totalmente seria, esperando la respuesta de LaTorre, quien sorprendido, arqueó las cejas y miró a Giulietta, al parecer no bromeaba.
- ¿¿Quieres que mate a un anciano??... ¿por qué? ¿Qué ha hecho ese pobre hombre para que merezca que yo lo mate?...No sé, antes de hacerlo quisiera saber porque lo voy a hacer...si no es mucho pedir...
Giulietta suspiro mirando al suelo mientras negaba con la cabeza.
- Veras, por lo general no se acostumbra a dar motivos a aquellos que se supone deben cumplir una misión, forma parte intrínseca del contrato, al igual que la confidencialidad... pensaba que tendrías eso en cuenta como buen profesional que creía que eras... - La lasombra hizo una breve pausa. - Me temo que mis motivos son personales y están fuera de tus intereses tanto profesionales como privados.
La voz de la cainita era seria, pero no brusca ni malhumorada, permanecía en un tono más bien neutral y profesional.
- Ya bueno...eso es cierto, tienes razón, pero esto no es un trabajo, es un favor que te hago, por mi insolencia del otro día... realmente, el por qué no va a cambiar el hecho de que vaya a cumplir con la misión, pero me pica la curiosidad de por qué un simple jardinero... sólo era eso, pero está bien, en este caso pasaré por alto si se merece o no morir... bien, no es que asesinar sea lo mío pero bueno, no sería la primera ni la última vez que lo hago...
Latorre respondió con un tono afable y cordial. Paró un momento y sonrió.
- Bien, sólo he estado una vez en el Jardín Botánico, así que no lo conozco muy bien, si no es de mucha importancia me gustaría tener unos planos del lugar y saber de qué seguridad dispone el sitio, después de todo es el refugio de la Príncipe, no debe ser un sitio muy amistoso para un asesino...Por otro lado, si sabes algún sitio donde pueda encontrar armas y equipo para la misión sería un detalle...ya sé que puede que sea mucho pedir, pero es algo que necesito...y por supuesto una foto de pobre desgraciado que va a morir, no quisiera matar a alguien que no se lo merece...
Giulietta sonrió satisfecha, se puso en pie y saco de una alacena dos copas que procedió a llenar con sangre de una botella del interior, volvió al escritorio y cedió una a LaTorre.
- En ese caso el trato está cerrado, confió en tu buen hacer y sobretodo en tu discreción, seguro que este asuntillo quedara entre nosotros, ¿verdad?
Giulietta hablaba con amabilidad y una sonrisa.
Bebió de la copa y continúo hablando.
- Bien, efectivamente Casimiro reside en el Jardín Botánico, yo no he estado nunca, pero Dorian si, antes de irte te dará una descripción del lugar, en cuanto a la príncipe no te preocupes, según tengo entendido aun reside en la Herencia, aunque en poco tiempo se mudara oficialmente al Botánico y hará una jornada de puertas abiertas, esto me lo ha dicho ella misma... así que mi consejo es que acabes lo antes posible.
Giulietta se sentó en la silla al otro lado del escritorio, junto a la de LaTorre.
- En cuanto a las armas yo misma podre proporcionártelas, aunque dudo que necesites mucho para acabar con el viejo... y tranquilo, no puedes equivocarte ya que es el único anciano que podrás encontrar en el Botánico, de todos modos, por si te sirve de algo es el mismo viejo al que Marian mando a la fiesta de inauguración de este castillo, tal vez le recuerdes...
- Claro que me acuerdo de él, como para no olvidarme... -Latorre sonrió, cogió la copa de buen grado, no es que le gustase celebrar las cosas antes de tiempo pero en ese caso haría una excepción, después de todo el trabajo parecía algo sencillo. - Ya sé que no necesitaré ningún arma para cárgame a ese anciano, pero quiero que el asesinato parezca hecho por un humano y no por mí, y no suelo matar con mis propias manos a pesar de que sea algo que pueda hacer perfectamente, después de todo no se me ha olvidado boxear, creo que con una katana tendré más que suficiente.
- ¿Una katana? lo lamento pero no dispongo de armas orientales... de todos modos, si pretendes hacer creer que el asesinato lo realizo un humano con una katana no resultaría muy creíble, no salgo mucho, pero creo que los japoneses no abundan por la zona... ¿no sería mas creíble un cuchillo? según veo en la televisión se usa mucho hoy en día, o una pistola, o incluso una escopeta, al fin y al cabo es una arma común por los alrededores, hay mucho cotos de caza... - Giulietta bebió. - Por cierto, cuando le mates, deja el cadáver en la escena del crimen, las desapariciones no son necesarias.
- De acuerdo, descarto la idea de la katana... de todas formas no tenía pensado dejar el arma en el escenario del crimen, pero bueno... en cuanto a la escopeta... si lo que quieres es que sea discreto... mmm no... descartada cualquier arma de fuego que no tenga silenciador... y un cuchillo es tan... tan... vulgar... pero bueno, es fácil de esconder y supongo que cualquier vagabundo podría contar con uno... de acuerdo, un cuchillo... bien... por cierto, ¿seguro qué estará sólo en el jardín?"
Latorre se acercó la copa y bebió. La lasombra asintió.
- Un cuchillo, bien, antes de irte acompañaras a Dorian, el te proporcionara el que desees. En cuanto a si al viejo estará solo en el jardín, no puedo asegurarte nada, es donde suele estar pero nunca se sabe, de todos modos eso forma parte de tu misión, no todo podía ser tan fácil, en la forma de resolver detalles como esos donde está la diferencia entre la simple capacidad y la autentica eficacia... - Sentenció Giulietta.
- El hecho de que esté sólo o no, no es el problema, sino que si está acompañado tendré que matarle a él y a sus acompañantes... pero bueno, si algo he aprendido en este negocio es que nunca, y digo nunca se puede planear todo, de hecho la clave de que un misión salga a la perfección no es su planificación sino el arte de la improvisación, siempre hay algo que lo manda todo al traste. - Latorre volvió a beber, dejó la copa sobre la mesase levantó. - Bien, ¿dónde está Dorian?...cuanto antes me ponga en marcha mejor...
- Claro, tienes toda la razón, cuanto antes mejor. - La lasombra se puso en pie, dejo la copa sobre el escritorio y se dirigió a la puerta del despacho. - Sígueme, por favor.
Continuo caminando, una vez fuera del despacho apareció Dorian.
- Dorian, muestra al señor LaTorre nuestra pequeña colección de armas y permite que lleve una consigo.
Dorian asintió, miro a LaTorre y comenzó a andar por el pasillo, se detuvo ante una de las puertas, saco una llave y abrió la cerradura.
La sala entera estaba dedicada a la exposición de armas de filo de todo tipo, espadas, cuchillos, dagas, cimitarras, floretes, estoques, algún hacha, mazas... Una gran colección compuesta por armas de todas épocas.
- Aquí tienes, hay mucho donde elegir. - Dijo mientras se apoyaba contra el marco de la puerta. - Como veras la señora tiene una gran colección, bueno, más bien arsenal, ya que no solo decoran... también sabe usarlas... aunque como ya habrás comprobado no hay un solo arma de fuego, es incapaz de dar al blanco con una... increíble... - Dorian parecía hablar para sí mismo, como pensando en voz alta.
Latorre se sentía como un niño pequeño en una tienda de juguetes. Comenzó a observar todas las armas y a imaginar que podría hacer con cada una de ellas. Realmente había un gran catálogo, fue observando una a una hasta que se paró en una preciosas bayonetas pertenecientes a una máuser de la II Guerra Mundial.
- Bien..Quiero esa, me gusta y creo que será apropiada para el encargo. Por cierto, Dorian, ¿qué sabes del Jardín Botánico?... ya sabes... qué tipo de seguridad tiene... si tiene cámaras de seguridad...todo eso...
Dorian asintió y se incorporo.
- Bien, no está vigilado, no hay cámaras, cualquiera puede entrar y darse una vueltecita a cualquier hora, yo lo he hecho varias veces y nunca he encontrado ni un alma, salvo al jardinero, suele estar allí, prácticamente siempre, sobre todo a última hora de la tarde o primera hora de la noche es fácil verle rastrillando las hojas del jardín.
Dorian bajo la voz y con tono curioso pregunto:
- Oye, Giulietta te ha mandado alguna misión o algo así, ¿no? ¿De qué trata? ¿Para que necesitas la bayoneta?
Latorre cogió la bayoneta y sonrió.
- Me temo que esa es una información que no te interesa, y te aconsejo que no vuelvas a preguntarme sobre el tema si no quieres que practique el Medievo con esta preciosa bayoneta máuser y tu culo... bueno, gracias por la información y por el... por el juguete, prometo devolverlo pronto y no romperlo... No vemos Dorian, dale recuerdos a tu señora.
Latorre se guardó el arma, y se fue silbando y tarareando una canción. Cuando salió cogió la moto y fue a prepararse para "misión".
Dorian prefirió ignorar la amenaza del brujah, limitándose a pensar si, claro.
Se dio media vuelta y cuando el cainita salió del castillo cerró con llave nuevamente y volvió al despacho.
- ¿Que arma ha cogido? - Pregunto la lasombra.
- Una de las bayonetas.
- No sé porque no me extraña... Había quedado patente que lo convencional no formaba parte de la metodología del brujah. En fin, ¿ha caído o no?
- No, cuando le he preguntado se ha limitado a amenazarme.
- Supongo que se daría cuenta de que era demasiado evidente, de que era una prueba y tu ya sabias lo del asesinato.
- ¿Ese cabeza hueca? no creo...
- Bueno, dejémoslo estar así, ya veremos que ocurre.
- De acuerdo, bueno, tengo cosas que hacer. - Dorian salió del despacho y Giulietta se sentó en uno de los sillones a leer.
A la noche siguiente…
LaTorre llamó a la puerta con los nudillos. Llevaba consigo la bayoneta máuser que Giulietta le había prestado para cumplir con su favor. Aún tenía el pelo húmedo del agua de la playa. La camiseta negra se le pegaba al cuerpo, haciendo posible que su cuerpo atlético se marcase y los viejos vaqueros desentonaban con los mocasines que llevaba.
Dorian abrió la puerta, a ver a LaTorre le dejo pasar sin preguntar.
- Adelante, pasa.
Ambos entraron y Dorian cerró la puerta.
La verdad es que no podía negar la evidencia necesitaba una ducha y cambiarse de ropa ya que su aspecto era lamentable.
- Pues la verdad es que una buena ducha y ropa limpia me vendrían muy bien... antes de todo... toma creo que esto es vuestro.
Latorre sacó la bayoneta envuelta en un pañuelo y Dorian la cogió.
- Sígueme.
Comenzó a andar dirección a las escaleras, subieron al segundo piso, al ala izquierda, Dorian paro ante una puerta.
- Espera aquí un momento. - Antes de entrar miro de arriba abajo a LaTorre. - A los pocos segundos salió con algo de ropa en las manos (unos vaqueros negros, una camisa blanca, unos calzoncillos de bóxer, unos calcetines de hilo y unos zapatos negros) y se la tendió al brujah.
- Toma, supongo que te servirá, más o menos debemos tener la misma talla. El baño esta al fondo, hay toallas limpias en el armario del interior. Si necesitas algo mas estaré abajo.
La entrar en el baño Latorre se quitó su ropa y la dejó en el suelo. Acto seguido se metió en la ducha, comprobó que el agua estuviese caliente y comenzó a darse una ducha. Tras limpiarse concienzudamente y no dejar rastro de ni de barro ni del olor a sangre salió de la ducha, se secó y se puso la ropa que amablemente Dorian le había prestado. No le quedaba mal, por lo menos el pantalón y los zapatos, sin embargo la camiseta le quedaba algo ajustada.
Bajó por donde había subido y esperó a que le comunicasen que entrase.
Latorre sonrió y se dirigió hacia el despacho.
Giulietta ofreció asiento a LaTorre como de costumbre. En su mesa estaba la bayoneta.
- Toma asiento por favor.
- Bueno tengo dos noticias y me temo que las dos son malas...primero, me temo que el tipo que querías que matase no estaba en al jardín... - Sacó la cartera del aquel pobre hombre y de ella su identificación que dejó sobre la mesa. - ...y la segunda es que fuera quien fuera el tipo al que me encontré... está muerto, le mate, por simple diversión y creo que eso hará que la Camarilla se ande con más cuidado para la próxima vez, supongo que si la príncipe sabe que fui yo me matará...
Latorre se quedó pensativo mirando uno de los cuadros.
La lasombra puso cara de enfado cuando LaTorre le dijo que no había matado a Casimiro, y pareció ir a peor cuando confesó haber matado a otro por error, aunque en cuanto el brujah se cayó estallo en carcajadas.
- Jajajajajajaajaja - Si aun estuviera con viva seguro que se le cortaría la respiración de la risa. Una vez se hubo serenado intento hablar con algo de seriedad, aunque evidentemente no lo consiguió.
- Lo siento, perdona... pero es que es muy gracioso... jajajaja... en serio, no te estás dando cuenta de lo que estás haciendo...
Se recostó en el sillón ya más tranquila.
- Bien, como habrás supuesto no has cumplido con tu misión, - dijo mirando la cartera del difunto, - tenias que matar a Casimiro y no a este pobre diablo... en realidad no me importa que acabaras con él, en absoluto, si te divertiste haciéndolo bien por ti, aunque no era eso lo que te pedí, me entiendes, ¿verdad Javier?
Su voz era afable, no había ni una pizca de tono de reproche.
Latorre se sentó y una amplia sonrisa dibujó su cara al ver la reacción de Giulietta.
- Sé perfectamente lo que querías que hiciese y me alegro, esta ciudad estaba muy aburrida. Le maté porque quise, sabía que no era él el que debía morir pero me dio igual. Esto ha significado una bofetada a la Camarilla...me alegro de que te hayas decidido por plantar cara a la Camarilla, el día que fui a visitar a Vladimir le propuse eso mismo, pero... nuestra personalidad chocó y bueno... ya sabes...
- Sí, bueno, yo me limité a proponerle lo mismo que tú sólo que de otra forma, por eso ahora yo estoy aquí. - Giulietta se puso en pie y cogió la bayoneta con ambas manos, la desenvolvió mientras se acercaba a LaTorre. - Claro, la Camarilla, tiempo al tiempo, Granada no se conquisto en un día... es así como dicen por aquí, ¿no? - Aun no se fiaba del cainita. Andaba alrededor de LaTorre mientras hábilmente jugueteaba habilmente con el arma.
- Bueno, me alegro de que te guste formar parte de estos pequeños golpes contra la Camarilla en realidad esto es algo personal, pero si le hace ilusión no seré yo quien se la quite... - dijo Javier.
- Aunque... - la voz de Giulietta se hizo algo más profunda, con un rápido movimiento giro la bayoneta con la empuñadura señalando a LaTorre para que la cogiera. El trabajo aun no está acabado...
Latorre miro sorprendido a Giulietta.
- Ya veo... sigues queriendo que el jardinero muera. Debes estar bromeando si crees que voy a volver a usar el mismo método. No pienso volver a acercarme a ese jardín durante un tiempo, sería demasiado imprudente por mi parte...
Latorre se quedó pensativo un instante.
- Bien, las cosas han cambiado, la Camarilla estará alerta a nuevos ataques, eso quiere decir que el efecto sorpresa quedará anulado, con lo que mi no-vida estará en peligro si trato de matar a ese maldito jardinero, que por lo que deduzco es mucho más que eso, y si no recuerdo mal prometiste que no pondrías mi integridad en peligro. Además supongo que ese tipo estará protegido lo que hará más difícil su liquidación... en resumidas cuentas, si quieres que lo haga lo haré pero me temo que esta vez la jugada no te saldrá gratis... espero que lo comprendas.
Giulietta envolvió nuevamente la bayoneta con rapidez.
- Tienes toda la razón, te dije que tu no-vida no correría peligro, pero tú me dijiste que cumplirías con la misión, y que matar a un simple anciano era algo sencillo... además... - Dijo mirando la identificación del hombre al que LaTorre había matado. - Al que has asesinado no es ningún anciano... creía que eras un profesional, y como tal antes del asesinato deberías haber investigado un poco, comprobar que esa noche el viejo estuviera en el jardín, cosas así... - Giulietta volvió a sentarse tras el escritorio y suspiro profundamente. - Bueno, espera unas noches si lo crees necesario... pero te aconsejo que la próxima vez estudies un poco más el terreno y te cerciones de que Casimiro este en lugar, y por tu bien que este solo claro, no querría que nada te sucediera... - Giulietta sirvió mas vitae en su copa y la del brujah, y bebió. - Y como muestra de mi buena voluntad puedes quedarte con la máuser, tómala como un regalo.
Dijo mientras la cogía y con una sonrisa se la tendía al cainita.
- Bien digamos que la máuser será un buen pago por este servicio, acepto el regalo como tal.
Latorre cogió la máuser con una mano, la desenfundó y comenzó a observarla. Tras un rato de silencio fijó su vista en la afilada punta.
- Por otro lado a sumo mi parte de culpa... pero espero que te quede claro que no lo asesine por incompetencia sino por diversión... y espero que no vueltas a cuestionar mi profesionalidad tras haber terminado con este asunto...
- Siento haberte dado esa impresión pero en ningún momento te he cuestionado... y espero fervientemente el momento en el que me demuestres esa profesionalidad de la que tanto alardeas. - Dijo con una oscura sonrisa.
LaTorre volvió a meter la máuser en su funda. Y miró a Giulietta.
- Por cierto... necesitaré un equipo completo... después de todo dudo mucho que crean que un ser humano cometiese el asesinato después de ver como dejé a aquel tipo y además, cuando vuelva seguro que me estarán esperando. Sabes de alguien que me lo pueda proporcionar... me gustaría ir haciéndome con mi propio equipo, va siendo hora de ello... pronto empezará una guerra en la ciudad y quiero estar preparado.
Giulietta se apoyo sobre el escritorio.
- Veras, podría ayudarte a conseguir equipo del que yo disponga, pero no más, al fin y al cabo no es culpa mía el que ahora sospechen... si no hubieras matado a ese pobre infeliz nadie estaría esperando nada, lo entiendes ¿verdad? De todos modos soy comprensiva y generosa, así que te ayudare en lo que pueda... pero no te aproveches Javier... - Se puso en pie. - ¿Una guerra en la ciudad? es posible, ¿y quieres estar preparado? haces bien, pero dime, ¿preparado para luchar contra quien?
Latorre sentado en su asiento miró a Giulietta y sonrió con las manos en los bolsillos.
- La pregunta correcta no es contra quién sino para quién...
- Esa es una pregunta a la que solo tú tienes respuesta, y supongo que no hace falta que te diga las consecuencias y beneficios de cada bando...
Giulietta se recostó en el sillón.
- De todos modos ese no es el tema que ahora hemos de tratar... tienes una misión que cumplir, y espero que lo hagas de forma satisfactoria... siempre es recomendable tener a un cargo de la ciudad contento... así que por favor, acaba con el viejo antes posible de que empiece a dudar de ti...
Con esta última frase su rostro se volvió oscuro, aunque fue algo momentáneo, ya que a los pocos segundos volvió a sonreír.
- ¿De acuerdo?
Latorre soltó una pequeña carcajada que trató de ahogar por un instante.
- Giulietta...me encanta cuando te haces la dura... - Se levantó despacio. - Bueno, me temo que tengo que ir a mantener satisfecha a una de las dirigentes de la ciudad... - Dijo con tono irónico mientras se daba media vuelta. - Cuando lo haya conseguido volveré y contestaré a tu pregunta más detalladamente.
Giulietta arqueo una ceja ante el comentario del brujah, el cual prefirió omitir.
- Suerte esta vez, espero tu visita Javier. - Dijo mientras el cainita abandonaba el despacho.
Dorian esperaba en la sala de espera a que LaTorre saliera, le acompaño a la salida, cuando el brujah se hubo ido entro en el despacho de su señora.
- ¿Le has regalado la máuser? - Pregunto intrigado.
- Claro, no esperarías que me quedara con el arma del crimen, ¿verdad?
Cuando llegó a la altura del castillo aparcó la moto en frente del edificio. Se acercó a la puerta y llamó dos veces con los nudillos.
Llaman a la puerta. Ambrosio ya está recuperado del todo, pero Giulietta ha decidió relevarle de sus tareas unos días mas, así que es Dorian quien abre la puerta.
- Pasa, el arzobispo te espera.
Dio media vuelta y comenzó a andar hacia el despacho, abrió la puerta y cedió el paso al cainita cerrando una vez estuvo dentro.
- Buenas noches. - Dijo Giulietta poniéndose en pie. Iba vestida con sencillo traje de falda por las rodillas y chaqueta, negro con raya diplomática y zapatos de tacón, llevaba el pelo con un moderno pero simple recogido. - Por favor, pasa y toma asiento. Dijo señalando una de las sillas frente al escritorio.
Latorre entró sonriendo con la manos en los bolsillos. Cuando Giulietta le ofreció sitio se sentó.
- ¿Y bien?... ¿qué es lo que quieres que haga para compensarte?
- Iré directamente al grano. - Giulietta se sentó sobre la mesa con las piernas cruzadas. - Es algo simple que no te costara ningún trabajo dadas tus aptitudes: quiero que mates a Casimiro, el jardinero de la antigua príncipe. Sera fácil, es un viejo humano.
La lasombra estaba totalmente seria, esperando la respuesta de LaTorre, quien sorprendido, arqueó las cejas y miró a Giulietta, al parecer no bromeaba.
- ¿¿Quieres que mate a un anciano??... ¿por qué? ¿Qué ha hecho ese pobre hombre para que merezca que yo lo mate?...No sé, antes de hacerlo quisiera saber porque lo voy a hacer...si no es mucho pedir...
Giulietta suspiro mirando al suelo mientras negaba con la cabeza.
- Veras, por lo general no se acostumbra a dar motivos a aquellos que se supone deben cumplir una misión, forma parte intrínseca del contrato, al igual que la confidencialidad... pensaba que tendrías eso en cuenta como buen profesional que creía que eras... - La lasombra hizo una breve pausa. - Me temo que mis motivos son personales y están fuera de tus intereses tanto profesionales como privados.
La voz de la cainita era seria, pero no brusca ni malhumorada, permanecía en un tono más bien neutral y profesional.
- Ya bueno...eso es cierto, tienes razón, pero esto no es un trabajo, es un favor que te hago, por mi insolencia del otro día... realmente, el por qué no va a cambiar el hecho de que vaya a cumplir con la misión, pero me pica la curiosidad de por qué un simple jardinero... sólo era eso, pero está bien, en este caso pasaré por alto si se merece o no morir... bien, no es que asesinar sea lo mío pero bueno, no sería la primera ni la última vez que lo hago...
Latorre respondió con un tono afable y cordial. Paró un momento y sonrió.
- Bien, sólo he estado una vez en el Jardín Botánico, así que no lo conozco muy bien, si no es de mucha importancia me gustaría tener unos planos del lugar y saber de qué seguridad dispone el sitio, después de todo es el refugio de la Príncipe, no debe ser un sitio muy amistoso para un asesino...Por otro lado, si sabes algún sitio donde pueda encontrar armas y equipo para la misión sería un detalle...ya sé que puede que sea mucho pedir, pero es algo que necesito...y por supuesto una foto de pobre desgraciado que va a morir, no quisiera matar a alguien que no se lo merece...
Giulietta sonrió satisfecha, se puso en pie y saco de una alacena dos copas que procedió a llenar con sangre de una botella del interior, volvió al escritorio y cedió una a LaTorre.
- En ese caso el trato está cerrado, confió en tu buen hacer y sobretodo en tu discreción, seguro que este asuntillo quedara entre nosotros, ¿verdad?
Giulietta hablaba con amabilidad y una sonrisa.
Bebió de la copa y continúo hablando.
- Bien, efectivamente Casimiro reside en el Jardín Botánico, yo no he estado nunca, pero Dorian si, antes de irte te dará una descripción del lugar, en cuanto a la príncipe no te preocupes, según tengo entendido aun reside en la Herencia, aunque en poco tiempo se mudara oficialmente al Botánico y hará una jornada de puertas abiertas, esto me lo ha dicho ella misma... así que mi consejo es que acabes lo antes posible.
Giulietta se sentó en la silla al otro lado del escritorio, junto a la de LaTorre.
- En cuanto a las armas yo misma podre proporcionártelas, aunque dudo que necesites mucho para acabar con el viejo... y tranquilo, no puedes equivocarte ya que es el único anciano que podrás encontrar en el Botánico, de todos modos, por si te sirve de algo es el mismo viejo al que Marian mando a la fiesta de inauguración de este castillo, tal vez le recuerdes...
- Claro que me acuerdo de él, como para no olvidarme... -Latorre sonrió, cogió la copa de buen grado, no es que le gustase celebrar las cosas antes de tiempo pero en ese caso haría una excepción, después de todo el trabajo parecía algo sencillo. - Ya sé que no necesitaré ningún arma para cárgame a ese anciano, pero quiero que el asesinato parezca hecho por un humano y no por mí, y no suelo matar con mis propias manos a pesar de que sea algo que pueda hacer perfectamente, después de todo no se me ha olvidado boxear, creo que con una katana tendré más que suficiente.
- ¿Una katana? lo lamento pero no dispongo de armas orientales... de todos modos, si pretendes hacer creer que el asesinato lo realizo un humano con una katana no resultaría muy creíble, no salgo mucho, pero creo que los japoneses no abundan por la zona... ¿no sería mas creíble un cuchillo? según veo en la televisión se usa mucho hoy en día, o una pistola, o incluso una escopeta, al fin y al cabo es una arma común por los alrededores, hay mucho cotos de caza... - Giulietta bebió. - Por cierto, cuando le mates, deja el cadáver en la escena del crimen, las desapariciones no son necesarias.
- De acuerdo, descarto la idea de la katana... de todas formas no tenía pensado dejar el arma en el escenario del crimen, pero bueno... en cuanto a la escopeta... si lo que quieres es que sea discreto... mmm no... descartada cualquier arma de fuego que no tenga silenciador... y un cuchillo es tan... tan... vulgar... pero bueno, es fácil de esconder y supongo que cualquier vagabundo podría contar con uno... de acuerdo, un cuchillo... bien... por cierto, ¿seguro qué estará sólo en el jardín?"
Latorre se acercó la copa y bebió. La lasombra asintió.
- Un cuchillo, bien, antes de irte acompañaras a Dorian, el te proporcionara el que desees. En cuanto a si al viejo estará solo en el jardín, no puedo asegurarte nada, es donde suele estar pero nunca se sabe, de todos modos eso forma parte de tu misión, no todo podía ser tan fácil, en la forma de resolver detalles como esos donde está la diferencia entre la simple capacidad y la autentica eficacia... - Sentenció Giulietta.
- El hecho de que esté sólo o no, no es el problema, sino que si está acompañado tendré que matarle a él y a sus acompañantes... pero bueno, si algo he aprendido en este negocio es que nunca, y digo nunca se puede planear todo, de hecho la clave de que un misión salga a la perfección no es su planificación sino el arte de la improvisación, siempre hay algo que lo manda todo al traste. - Latorre volvió a beber, dejó la copa sobre la mesase levantó. - Bien, ¿dónde está Dorian?...cuanto antes me ponga en marcha mejor...
- Claro, tienes toda la razón, cuanto antes mejor. - La lasombra se puso en pie, dejo la copa sobre el escritorio y se dirigió a la puerta del despacho. - Sígueme, por favor.
Continuo caminando, una vez fuera del despacho apareció Dorian.
- Dorian, muestra al señor LaTorre nuestra pequeña colección de armas y permite que lleve una consigo.
Dorian asintió, miro a LaTorre y comenzó a andar por el pasillo, se detuvo ante una de las puertas, saco una llave y abrió la cerradura.
La sala entera estaba dedicada a la exposición de armas de filo de todo tipo, espadas, cuchillos, dagas, cimitarras, floretes, estoques, algún hacha, mazas... Una gran colección compuesta por armas de todas épocas.
- Aquí tienes, hay mucho donde elegir. - Dijo mientras se apoyaba contra el marco de la puerta. - Como veras la señora tiene una gran colección, bueno, más bien arsenal, ya que no solo decoran... también sabe usarlas... aunque como ya habrás comprobado no hay un solo arma de fuego, es incapaz de dar al blanco con una... increíble... - Dorian parecía hablar para sí mismo, como pensando en voz alta.
Latorre se sentía como un niño pequeño en una tienda de juguetes. Comenzó a observar todas las armas y a imaginar que podría hacer con cada una de ellas. Realmente había un gran catálogo, fue observando una a una hasta que se paró en una preciosas bayonetas pertenecientes a una máuser de la II Guerra Mundial.
- Bien..Quiero esa, me gusta y creo que será apropiada para el encargo. Por cierto, Dorian, ¿qué sabes del Jardín Botánico?... ya sabes... qué tipo de seguridad tiene... si tiene cámaras de seguridad...todo eso...
Dorian asintió y se incorporo.
- Bien, no está vigilado, no hay cámaras, cualquiera puede entrar y darse una vueltecita a cualquier hora, yo lo he hecho varias veces y nunca he encontrado ni un alma, salvo al jardinero, suele estar allí, prácticamente siempre, sobre todo a última hora de la tarde o primera hora de la noche es fácil verle rastrillando las hojas del jardín.
Dorian bajo la voz y con tono curioso pregunto:
- Oye, Giulietta te ha mandado alguna misión o algo así, ¿no? ¿De qué trata? ¿Para que necesitas la bayoneta?
Latorre cogió la bayoneta y sonrió.
- Me temo que esa es una información que no te interesa, y te aconsejo que no vuelvas a preguntarme sobre el tema si no quieres que practique el Medievo con esta preciosa bayoneta máuser y tu culo... bueno, gracias por la información y por el... por el juguete, prometo devolverlo pronto y no romperlo... No vemos Dorian, dale recuerdos a tu señora.
Latorre se guardó el arma, y se fue silbando y tarareando una canción. Cuando salió cogió la moto y fue a prepararse para "misión".
Dorian prefirió ignorar la amenaza del brujah, limitándose a pensar si, claro.
Se dio media vuelta y cuando el cainita salió del castillo cerró con llave nuevamente y volvió al despacho.
- ¿Que arma ha cogido? - Pregunto la lasombra.
- Una de las bayonetas.
- No sé porque no me extraña... Había quedado patente que lo convencional no formaba parte de la metodología del brujah. En fin, ¿ha caído o no?
- No, cuando le he preguntado se ha limitado a amenazarme.
- Supongo que se daría cuenta de que era demasiado evidente, de que era una prueba y tu ya sabias lo del asesinato.
- ¿Ese cabeza hueca? no creo...
- Bueno, dejémoslo estar así, ya veremos que ocurre.
- De acuerdo, bueno, tengo cosas que hacer. - Dorian salió del despacho y Giulietta se sentó en uno de los sillones a leer.
A la noche siguiente…
LaTorre llamó a la puerta con los nudillos. Llevaba consigo la bayoneta máuser que Giulietta le había prestado para cumplir con su favor. Aún tenía el pelo húmedo del agua de la playa. La camiseta negra se le pegaba al cuerpo, haciendo posible que su cuerpo atlético se marcase y los viejos vaqueros desentonaban con los mocasines que llevaba.
Dorian abrió la puerta, a ver a LaTorre le dejo pasar sin preguntar.
- Adelante, pasa.
Ambos entraron y Dorian cerró la puerta.
La verdad es que no podía negar la evidencia necesitaba una ducha y cambiarse de ropa ya que su aspecto era lamentable.
- Pues la verdad es que una buena ducha y ropa limpia me vendrían muy bien... antes de todo... toma creo que esto es vuestro.
Latorre sacó la bayoneta envuelta en un pañuelo y Dorian la cogió.
- Sígueme.
Comenzó a andar dirección a las escaleras, subieron al segundo piso, al ala izquierda, Dorian paro ante una puerta.
- Espera aquí un momento. - Antes de entrar miro de arriba abajo a LaTorre. - A los pocos segundos salió con algo de ropa en las manos (unos vaqueros negros, una camisa blanca, unos calzoncillos de bóxer, unos calcetines de hilo y unos zapatos negros) y se la tendió al brujah.
- Toma, supongo que te servirá, más o menos debemos tener la misma talla. El baño esta al fondo, hay toallas limpias en el armario del interior. Si necesitas algo mas estaré abajo.
La entrar en el baño Latorre se quitó su ropa y la dejó en el suelo. Acto seguido se metió en la ducha, comprobó que el agua estuviese caliente y comenzó a darse una ducha. Tras limpiarse concienzudamente y no dejar rastro de ni de barro ni del olor a sangre salió de la ducha, se secó y se puso la ropa que amablemente Dorian le había prestado. No le quedaba mal, por lo menos el pantalón y los zapatos, sin embargo la camiseta le quedaba algo ajustada.
Bajó por donde había subido y esperó a que le comunicasen que entrase.
Latorre sonrió y se dirigió hacia el despacho.
Giulietta ofreció asiento a LaTorre como de costumbre. En su mesa estaba la bayoneta.
- Toma asiento por favor.
- Bueno tengo dos noticias y me temo que las dos son malas...primero, me temo que el tipo que querías que matase no estaba en al jardín... - Sacó la cartera del aquel pobre hombre y de ella su identificación que dejó sobre la mesa. - ...y la segunda es que fuera quien fuera el tipo al que me encontré... está muerto, le mate, por simple diversión y creo que eso hará que la Camarilla se ande con más cuidado para la próxima vez, supongo que si la príncipe sabe que fui yo me matará...
Latorre se quedó pensativo mirando uno de los cuadros.
La lasombra puso cara de enfado cuando LaTorre le dijo que no había matado a Casimiro, y pareció ir a peor cuando confesó haber matado a otro por error, aunque en cuanto el brujah se cayó estallo en carcajadas.
- Jajajajajajaajaja - Si aun estuviera con viva seguro que se le cortaría la respiración de la risa. Una vez se hubo serenado intento hablar con algo de seriedad, aunque evidentemente no lo consiguió.
- Lo siento, perdona... pero es que es muy gracioso... jajajaja... en serio, no te estás dando cuenta de lo que estás haciendo...
Se recostó en el sillón ya más tranquila.
- Bien, como habrás supuesto no has cumplido con tu misión, - dijo mirando la cartera del difunto, - tenias que matar a Casimiro y no a este pobre diablo... en realidad no me importa que acabaras con él, en absoluto, si te divertiste haciéndolo bien por ti, aunque no era eso lo que te pedí, me entiendes, ¿verdad Javier?
Su voz era afable, no había ni una pizca de tono de reproche.
Latorre se sentó y una amplia sonrisa dibujó su cara al ver la reacción de Giulietta.
- Sé perfectamente lo que querías que hiciese y me alegro, esta ciudad estaba muy aburrida. Le maté porque quise, sabía que no era él el que debía morir pero me dio igual. Esto ha significado una bofetada a la Camarilla...me alegro de que te hayas decidido por plantar cara a la Camarilla, el día que fui a visitar a Vladimir le propuse eso mismo, pero... nuestra personalidad chocó y bueno... ya sabes...
- Sí, bueno, yo me limité a proponerle lo mismo que tú sólo que de otra forma, por eso ahora yo estoy aquí. - Giulietta se puso en pie y cogió la bayoneta con ambas manos, la desenvolvió mientras se acercaba a LaTorre. - Claro, la Camarilla, tiempo al tiempo, Granada no se conquisto en un día... es así como dicen por aquí, ¿no? - Aun no se fiaba del cainita. Andaba alrededor de LaTorre mientras hábilmente jugueteaba habilmente con el arma.
- Bueno, me alegro de que te guste formar parte de estos pequeños golpes contra la Camarilla en realidad esto es algo personal, pero si le hace ilusión no seré yo quien se la quite... - dijo Javier.
- Aunque... - la voz de Giulietta se hizo algo más profunda, con un rápido movimiento giro la bayoneta con la empuñadura señalando a LaTorre para que la cogiera. El trabajo aun no está acabado...
Latorre miro sorprendido a Giulietta.
- Ya veo... sigues queriendo que el jardinero muera. Debes estar bromeando si crees que voy a volver a usar el mismo método. No pienso volver a acercarme a ese jardín durante un tiempo, sería demasiado imprudente por mi parte...
Latorre se quedó pensativo un instante.
- Bien, las cosas han cambiado, la Camarilla estará alerta a nuevos ataques, eso quiere decir que el efecto sorpresa quedará anulado, con lo que mi no-vida estará en peligro si trato de matar a ese maldito jardinero, que por lo que deduzco es mucho más que eso, y si no recuerdo mal prometiste que no pondrías mi integridad en peligro. Además supongo que ese tipo estará protegido lo que hará más difícil su liquidación... en resumidas cuentas, si quieres que lo haga lo haré pero me temo que esta vez la jugada no te saldrá gratis... espero que lo comprendas.
Giulietta envolvió nuevamente la bayoneta con rapidez.
- Tienes toda la razón, te dije que tu no-vida no correría peligro, pero tú me dijiste que cumplirías con la misión, y que matar a un simple anciano era algo sencillo... además... - Dijo mirando la identificación del hombre al que LaTorre había matado. - Al que has asesinado no es ningún anciano... creía que eras un profesional, y como tal antes del asesinato deberías haber investigado un poco, comprobar que esa noche el viejo estuviera en el jardín, cosas así... - Giulietta volvió a sentarse tras el escritorio y suspiro profundamente. - Bueno, espera unas noches si lo crees necesario... pero te aconsejo que la próxima vez estudies un poco más el terreno y te cerciones de que Casimiro este en lugar, y por tu bien que este solo claro, no querría que nada te sucediera... - Giulietta sirvió mas vitae en su copa y la del brujah, y bebió. - Y como muestra de mi buena voluntad puedes quedarte con la máuser, tómala como un regalo.
Dijo mientras la cogía y con una sonrisa se la tendía al cainita.
- Bien digamos que la máuser será un buen pago por este servicio, acepto el regalo como tal.
Latorre cogió la máuser con una mano, la desenfundó y comenzó a observarla. Tras un rato de silencio fijó su vista en la afilada punta.
- Por otro lado a sumo mi parte de culpa... pero espero que te quede claro que no lo asesine por incompetencia sino por diversión... y espero que no vueltas a cuestionar mi profesionalidad tras haber terminado con este asunto...
- Siento haberte dado esa impresión pero en ningún momento te he cuestionado... y espero fervientemente el momento en el que me demuestres esa profesionalidad de la que tanto alardeas. - Dijo con una oscura sonrisa.
LaTorre volvió a meter la máuser en su funda. Y miró a Giulietta.
- Por cierto... necesitaré un equipo completo... después de todo dudo mucho que crean que un ser humano cometiese el asesinato después de ver como dejé a aquel tipo y además, cuando vuelva seguro que me estarán esperando. Sabes de alguien que me lo pueda proporcionar... me gustaría ir haciéndome con mi propio equipo, va siendo hora de ello... pronto empezará una guerra en la ciudad y quiero estar preparado.
Giulietta se apoyo sobre el escritorio.
- Veras, podría ayudarte a conseguir equipo del que yo disponga, pero no más, al fin y al cabo no es culpa mía el que ahora sospechen... si no hubieras matado a ese pobre infeliz nadie estaría esperando nada, lo entiendes ¿verdad? De todos modos soy comprensiva y generosa, así que te ayudare en lo que pueda... pero no te aproveches Javier... - Se puso en pie. - ¿Una guerra en la ciudad? es posible, ¿y quieres estar preparado? haces bien, pero dime, ¿preparado para luchar contra quien?
Latorre sentado en su asiento miró a Giulietta y sonrió con las manos en los bolsillos.
- La pregunta correcta no es contra quién sino para quién...
- Esa es una pregunta a la que solo tú tienes respuesta, y supongo que no hace falta que te diga las consecuencias y beneficios de cada bando...
Giulietta se recostó en el sillón.
- De todos modos ese no es el tema que ahora hemos de tratar... tienes una misión que cumplir, y espero que lo hagas de forma satisfactoria... siempre es recomendable tener a un cargo de la ciudad contento... así que por favor, acaba con el viejo antes posible de que empiece a dudar de ti...
Con esta última frase su rostro se volvió oscuro, aunque fue algo momentáneo, ya que a los pocos segundos volvió a sonreír.
- ¿De acuerdo?
Latorre soltó una pequeña carcajada que trató de ahogar por un instante.
- Giulietta...me encanta cuando te haces la dura... - Se levantó despacio. - Bueno, me temo que tengo que ir a mantener satisfecha a una de las dirigentes de la ciudad... - Dijo con tono irónico mientras se daba media vuelta. - Cuando lo haya conseguido volveré y contestaré a tu pregunta más detalladamente.
Giulietta arqueo una ceja ante el comentario del brujah, el cual prefirió omitir.
- Suerte esta vez, espero tu visita Javier. - Dijo mientras el cainita abandonaba el despacho.
Dorian esperaba en la sala de espera a que LaTorre saliera, le acompaño a la salida, cuando el brujah se hubo ido entro en el despacho de su señora.
- ¿Le has regalado la máuser? - Pregunto intrigado.
- Claro, no esperarías que me quedara con el arma del crimen, ¿verdad?